sábado, 2 de mayo de 2009

EL BAILE (Carta Nº 2)

“Te seguiré hasta el final por la ladera del viento
para rogarte, por Dios, que me hagas sitio en tus besos.”
“Deseo” de Pedro Guerra
Hola, amigo:
Aquí me tienes otra vez a tu puerta. Mis caderas suenan como una procesión de pulseras gitanas, enfrascadas en su lucha con la soberbia, no saben si pedirte otro baile (pero tendría que ser uno lento, un tango ferozmente dulce, un tango con reminiscencias andinas, de los que desarman las reservas y hacen explotar las dulzuras).
Dancemos, furiosos de fuego, furiosos de rabia, furiosos de ganas; déjame desarmarte, déjame tocarte como a un arpa delgada de sonidos diáfanos.
Tú no te imaginas lo que yo podría hacer en tu silencio, lo que yo podría hacer con el tiempo en tu piel, tú no te imaginas la vehemencia de mis lecturas, no te imaginas la claridad de mi grito. Déjame marcarte en el centro de tus deseos la estrella húmeda de mi cuerpo, déjame bañarte de la luz crepuscular de mi abrazo.
¿Bailemos?
MILITA

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