sábado, 2 de mayo de 2009

LA CAÍDA (Carta Nº 7)

Hola, Amigo:
Te escribo con lentitud, convirtiendo las orugas que entorpecían mis manos en mariposas que alzan un canto aéreo.
Te escribo con miedo, dudando del tiempo y de mis esperanzas, porque las palabras muerden al besar.
Te tejo y te destejo, te deshago y te reconstruyo, te hago temblar y te sereno, te levanto y te dejo caer largo, interminable, sin destino. Más alta es la estrella en la que en cada crepúsculo me monto por el solo deseo de soltar tu mano sin decirte adiós. ¿O es tal vez que el adiós también cae?
¡Qué no me detenga tu reflejo en la arboleda! ¡Por las diosas, que no lo haga!
Si te miro un minuto extenso, voy cayendo también... cayendo también...
MILITA

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